Si hay algo que determina el carácter y la historia de Alcalá de Henares es, sin duda, su Universidad. Por ello, y por el importante conjunto arquitectónico que conserva su casco antiguo, la ciudad fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1998.
De sus orígenes se conoce que fue la "Complutum" romana. Y aunque tuvo importancia durante la ocupación musulmana y fue residencia temporal de varios monarcas castellanos, su período de esplendor comenzó a partir de la creación de la Universidad en 1499, por iniciativa del cardenal Cisneros y bajo el nombre de Colegio de San Ildefonso. Las obras se finalizaron en 1508, pero del edificio original se conserva, principalmente, el Paraninfo, de hermoso artesonado y con tribuna plateresca. La fachada principal, de estilo plateresco y autoría de Rodrigo Gil de Hontañón, es del 1543. En ella destaca su concepción a modo de retablo, dividida por pilastras y columnas, rematada por galería coronada por flameros y florones. Son igualmente destacables los bellos patios interiores. El principal es de finales del XVII, barroco, realizado por José Sopeña. Destacan también el de los Filósofos y el Trilingüe, de estilo renacentista y fechado a mediados del XVI, obra de Pedro de la Cotera. Junto a la Universidad se encuentra la Capilla de San Ildefonso. Es del siglo XVI y es lugar de enterramiento de varios personajes ilustres que estuvieron vinculados a la Universidad, tales como Antonio Nebrija, Pedro de Gumiel o el médico de Felipe II, el Divino Vallés. Fue aquí donde nació, en 1547, uno de nuestros más ilustres literatos, Don Miguel de Cervantes.
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